2 de maig del 2015

Artículo publicado en ViuMolins: Doble unidad, doble moral

"Nuestro territorio es una realidad consolidada, con una marcada identidad, y sobre todo, unas grandes potencialidades."
"La ruptura desvirtuaría muchos años de trabajo común y conjunto, y construcción del territorio".
"Compartimos la necesidad de reestructurar, racionalizar, y si es necesario, reorganizar las administraciones públicas; pero sí defendemos nuestra integridad, y exigimos que los estudios que se realizan en este ámbito sean rigurosos ".
"Apostamos decididamente por la coordinación y la suma de esfuerzos."

Aunque no lo parezca, estas frases que inician el artículo no son extraídas de ningún programa político del PP. El protagonista de la firma del documento que contiene estas afirmaciones es el alcalde Joan Ramon Casals, junto con el resto de alcaldes de la comarca del Baix Llobregat, reivindicando su unidad.

Desde el PP de Molins de Rei estamos de acuerdo en el espíritu de este documento y lo compartimos. Valoramos la unidad y la cooperación entre diferentes como un activo valioso, y más ahora, en un momento de fragilidad, cuando apenas empezamos a ver el inicio de la recuperación económica. Aplaudimos el gesto del alcalde Casals, que firmó este manifiesto, priorizando los intereses del pueblo por delante de la obediencia a su partido, que desde la Generalitat impulsó un proyecto de reforma local que, a estas alturas, aún permanece en un cajón, ante la falta de consenso en el territorio.

Ahora bien, lo que ya no encontramos tan positivo es que estos argumentos y otros similares, cuando se esgrimen para defender la unidad de los 8122 municipios que formamos España, sean desterrados, atacados y ridiculizados frívolamente por parte de algunos alcaldes firmantes del manifiesto. Ante una doble unidad, usan una doble vara de medir. Obviamente se trata de situaciones diferentes, pero que tienen interesantes puntos en común, como ha quedado patente en la introducción de este artículo.

La comarca del Baix Llobregat presenta diferencias importantes entre los municipios del Delta, el centro y la zona norte, en el plano económico, social y también político, pues el comportamiento sociológico de Collbató y de Cornellà; o de Molins y de Esplugues, por poner dos ejemplos, presenta contrastes evidentes. Somos un territorio diverso, y eso nunca nos ha supuesto un problema, sino al contrario: hemos hecho de nuestra variedad de orígenes la marca de nuestra personalidad colectiva.

El mismo modelo es el que queremos para Catalunya y para el conjunto de España. Nuestras realidades son heterogéneas. Esto las hace más complejas de gestionar, pero también más ricas y con oportunidades y potencialidades que hay que aprovechar. Debemos defender nuestro patrimonio común, que incluye la variedad de lenguas y culturas de que disponemos.

En toda realidad plural, el respeto a los símbolos se convierte en un factor esencial para la convivencia. Por ello, rechazamos que se quiera hacer de la desaparición de los símbolos de todos un eje de la actuación de una institución pública.

Tenemos un caso muy cercano, en el incumplimiento de la Ley de Banderas por parte del Ayuntamiento, algo grave, no sólo por la ilegalidad flagrante que supone (que también), sino por la falta de sensibilidad por aquellos molinencs y molinenques que nos sentimos catalanes y españoles, y que vivimos estos dos sentimientos como complementarios.

El alcalde y su equipo de Gobierno municipal deberían respetar más la pluralidad de nuestra villa. Hechos como el de las banderas no son aislados. Hemos visto como nuestro alcalde, que ahora dice serlo "de todos", asistía a "butifarradas" contra la Constitución, o se impulsaba la adhesión de Molins a la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI). Estos hechos no ligan con el espíritu de la unidad que él suscribe cuando se trata de nuestra comarca, y contradicen su lema de campaña.

Y CiU ha contado con la ayuda, por acción u omisión, de su socio de gobierno, el PSC, inmerso en la ambigüedad y las dudas cuando se trata de defender nuestra convivencia en común. Por una parte, el líder del PSC dice que la hoja de ruta soberanista nos lleva al precipicio; y por otro, en Molins, su partido presenta a un independentista de número 2 de un partido que se pretende "federalista". Todo ello demuestra la poca credibilidad de los socialistas en el proyecto que dicen defender.

Recomendamos a los firmantes del manifiesto de alcaldes a favor de la unidad del Baix a que vuelvan a leer su texto, y piensen entonces en la situación del conjunto de España. Quizás de esta manera el alcalde Casals, o su colega de Sant Vicenç, Oriol Junqueras, podrán entender que la vía más factible para nuestro desarrollo como país es cooperar, colaborar, y hacer piña, en definitiva, con todos los pueblos de España.

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